Podemos considerar que un niño es tímido o retraído cuando presenta una conducta que se caracteriza por un déficit y/o inadecuación de relaciones interpersonales y tendencia de escape o evitación del contacto social con diversas situaciones sociales (Monjas, 2006). Son niños que se relacionan poco con otras personas y presentan ansiedad y miedo ante los demás, tendiendo a evitar el contacto social.

Cuando hablamos de conducta esta se refiere a una serie de respuestas a una determinada situación social:

Respuestas motora, lo que hace:

• Falta de habilidades sociales
• Exceso de conductas solitarias e inactividad
• Respuestas de evitación y escape

Respuestas cognitivas, lo que piensa:

• Presenta ideas irracionales y erróneas (me voy a equivocar, se van a reir de mi…)
• Tiene un autolenguaje y autoinstrucciones negativas e inadecuadas (se dice así mismo cosas negativas)
• Hace atribuciones inadecuadas (se culpa a sí mismo de cosas que no están en sus manos, por ejemplo)
• Déficit en solución de problemas e interacción sociales

Respuestas emocionales, lo que siente:

• Baja autoestima
• Miedo y ansiedad social
• Emociones negativas
• Respuestas fisiológicas incómoda (sudor, sonrojamiento…)

Se trata de niños y adolescentes que les cuesta e incluso se niegan a hablar o jugar con otros niños, no interaccionan con desconocidos y usan a la persona conocida de escudo, no les gusta llamar la atención en las actividades que realizan, tienen pocos amigos… Estas circunstancias van a hacer que su timidez vaya acentuándose ya que no tienen oportunidad de poner en sus habilidades sociales, lo que por un lado hará que continúe evitando situaciones sociales y por otro aumentará su sensación de incapacidad.

En el aula ocurre una cosa paradójica a pesar de ser niños que tienen un problema de relación, al no ser conflictivos pasan muy desapercibidos en clase, tanto en conductas positivas como negativas, por ejemplo pueden ser alumnos brillantes pero no aportan sus ideas o sugerencias debido a su timidez, además de tener una dificultad que en muchas ocasiones no es abordada porque “no da problemas”

La timidez supone un problema que afecta al desarrollo normal del niño, le impide vivir experiencias plenamente, además de influir de forma negativa en su autoestima, atribuciones personales o competencias. Es necesario trabajar en este problema ya que en un futuro puede provocar otras problemáticas mas graves como fobia o ansiedad social, depresión o problemas emocionales, para saber si es necesaria una intervención profesional debemos analizar la situación y ver esta esta afectando al día a día del niño o incluso la familia, no es lo mismo un niño algo introvertido que se sonroje cuando le hablan que otro que no puede ni devolver el saludo.

¿Cómo ayudarles a vencer la timidez?

• Refuerza sus logros por pequeños que sean pero no le fuerces a realizar actividades que no desea, para vencer la timidez es necesaria mucha paciencia y constancia, sus logros serán pequeños pero muy importantes para el niño.
• Promueve el contacto con otros niños en grupos pequeños, por ejemplo una merienda en casa, visitar a algún amigo, quedar en el parque…
• Las clases de teatro o deporte favorecen mucho las relaciones entre niños, además ofrecen un tema en común que a los niños tímidos les ayudan a romper el hielo. Si realiza actividades de este tipo en las que disfruta y puede ver que se le dan bien, le ayudará mucho a mejorar su autoconciencia y autoestima.
• No olvides que los adultos significativos para el niño son su mejor modelo de actuación, se comportará de forma parecida a como lo hagáis vosotros, así que si os ve ser amables con la gente, saludar o conversar de forma amena comprenderá que esta es la forma habitual de actuar y tenderá a repetir estos comportamientos.
• Enseñale habilidades sociales
• No lo sobreprotejas o lo escudes en su timidez, el niño necesita poner en practica sus habilidades para vencer su timidez por eso no es bueno que hables por él o evites todas las situaciones que le puedan incomodar.
• En caso de una timidez muy acusada es buena idea consultar con un psicólogo.