¿Cómo se sienten los papás cuando ven llegar a su hijo con el regalito del Día del Padre? Y nuestro hijo ¿qué siente? Los niños preparan en la guardería o en el colegio una manualidad con ilusión y sus caritas de felicidad al entregarlo a sus papis lo dicen todo. La festividad que homenajea a los papás coincide con el día de San José –modelo de padre y cabeza de la familia cristiana, humilde y trabajadora–. El origen data de 1948 cuando Manuela V. Ferrero, una maestra, organizó en su escuela una jornada festiva para agasajar a los padres de sus alumnas. La iniciativa prosperó, y a partir de 1951 la festividad fue nacional.

¿Qué rol tenían antes nuestros padres? ¿Qué rol desempeñamos ahora los papás? Durante las últimas décadas la figura paterna ha cambiado notoriamente. El rol paterno ha evolucionado desde el aspecto autoritario al compromiso. Tanto la figura de la madre como la del padre cumplen una función vital en el desarrollo y crecimiento del niño. La presencia de ambos es esencial en su papel de darle cariño, protegerle, cuidarle, educarle,…pero también ambos se dirigen a sus hijos de manera distinta por su propia educación, cultura, etc. Antiguamente existía una serie de prejuicios y estereotipos que motivaban a que los hombres se alejaran y rechazarán todo aquello que podría considerarse femenino. Esto reforzaba la actitud de separarse del tema de la crianza. Solía percibirse a los padres como distantes y no muy preocupados por este tema, y si había algún tipo de acercamiento, este solía darse, casi exclusivamente, con los hijos varones.

El rol de los padres en la formación de los hijos, ha cambiado a través de los tiempos desde periodos en que los padres imponían a sus hijos qué debían estudiar o con quien tenían que casarse hasta tiempos en que los jóvenes cuentan con absoluta libertad para elegir y decidir sobre distintos aspectos de su vida.

Aunque la sociedad asignaba mayor importancia a la figura de la madre en la crianza de un niño/a, la figura paterna también desempeña un papel fundamental dentro del desarrollo psicológico, emocional y social de su hijo/a. Los niños establecen lazos de unión tan férreos con sus padres como con sus madres y esos lazos, que nacen en los primeros meses de vida, están profundamente afectados por la calidad del contacto. Pero en un día como hoy, el Día del Padre, queremos reivindicar un rol paterno exclusivo, único, intransferible, diferenciado del rol de la madre, ejercido desde la responsabilidad y que pueda desarrollarse también en circunstancias menos frecuentes, aunque cada vez más comunes, como la separación, la viudedad o el abandono.

El Rol del Padre desde el primer momento de vida de su hijo

Diversos autores como Winnicott, Parke y Tinsley demostraron la importancia de la participación del padre en el nacimiento de su hijo ya que el esposo actúa como soporte emocional de la madre en el período posterior al nacimiento del bebé. Por otro lado, estudios de Pedersen y Robson observaron a niños de ocho meses en el momento del retorno del padre al hogar. La alegría que despertaba en los hijos la presencia paterna confirma la evidencia del apego padre-bebé. Por otra parte, se comprobó que aquellos bebés que alrededor de los cinco meses de edad mantenían un estrecho contacto con el padre podían llegar a gozar de la presencia de otro adulto sin mayores dificultades. La presencia sistemática del padre desde los primeros meses del bebé estimula la relación del niño con sus padres y su propia habilidad para hacer amigos.

Los niños que desde el nacimiento crecen con una gran influencia de sus papás en su educación, tienen estos beneficios:

• Identidades más definidas.
• Mayor capacidad de tener y conservar lazos significativos.
• Mayores habilidades para desempañarse solos.

Aportaciones que ofrece la figura paterna en la vida de los hijos

• Es el primer modelo de hombre que tienen los hijo/as. Los buenos ejemplos de padres ayudan a los adolescentes del género masculino a desarrollar dichas características y en el caso de las adolescentes mujeres puede ser un factor predominante en la formación de opiniones y en su relación con el sexo opuesto.
• Su papel es muy importante para la creación de una identidad, del sentido de pertenencia en su propia familia y en la sociedad.
• Tiene un rol fundamental en el equilibrio emocional de un hijo/a, por lo tanto, su forma de actuar debe basarse en la afectividad y la negociación. Esto ayudará a que se conviertan en personas más competentes y seguras.
• La empatía que logre tener el padre con su hijo/a será fundamental para la futura disposición que tenga éste a la cooperación. Su ausencia podría crear tendencia a actitudes conflictivas.
• La figura del padre genera una sensación de protección y un niño/a que desde un principio se ha sentido protegido tiende a generar conductas de autocuidado.

 El Rol del Padre y la diferenciación sexual

Muchas investigaciones confirman el importante papel que tiene el padre para orientar a los hijos en la adquisición de un preciso rol sexual. El padre, más que la madre, tiene hacia los hijos, comportamientos diferentes en base a su sexo, mostrando más afecto con las niñas y sometiendo a los varones a una disciplina más rigurosa (Sears, Maccoby, Levin, 1957; Smorti, 1980).

Los hijos varones aprenderían el propio rol sexual sólo si su relación con el padre fuera satisfactoria y cálida (Lamb, 1986). En cuanto al desarrollo de la niña, el padre más que la madre, animaría a la hija hacia modelos y comportamientos apropiados a su sexo (Smorti, 1987). A través del padre, el niño se percibe o, mejor dicho, se siente varón o mujer, autovalorándose como tal. La autovaloración es la activación en el niño del sentimiento de las cualidades que lo hacen válido y digno del amor del padre.

¿Cómo afecta la ausencia paterna? Consecuencias en el desarrollo del niño

La ausencia del padre deja al niño atrapado en la mirada materna y sin una visión continua de sí mismo en el tiempo. No se trata simplemente de hablar del futuro al niño, se trata de transmitir nuevas emociones al hijo o a la hija. Los niños criados en el seno de una familia monoparental son más propensos a sufrir disfunciones emocionales. Los menores educados sin su padre tienden a ser más ansiosos, nerviosos e inseguros, así como hostiles y agresivos hacia los demás. Las consecuencias de la falta de una figura paterna, especialmente si se produce desde los primeros años de la infancia, se reflejan en la edad adulta en forma de dificultades para entablar relaciones de confianza y tener pareja estable.

En la etapa de la adolescencia la ausencia de un padre se refleja en muchas ocasiones en el fracaso escolar, problemas de socialización y en ocasiones con consumo de alcohol y drogas ya que el padre representa una figura de apoyo firme y seguro, convirtiéndose en la imagen de autoridad que es necesaria en este período. Un factor protector durante la etapa de la adolescencia es la comunicación, para que se logren comprender normas que se le aplican y poner en práctica los valores que desde pequeño se le han inculcado. Así mismo, las personas que mejor se desarrollan en su adultez son aquellos que mayor contacto tuvieron con sus papás (Mutual Seguro, 2011).

El hecho de que los hijos tengan una relación positiva con el padre que está comprometido con su rol, se asocia con una mayor capacidad cognitiva, mayor empatía, creencias sexuales menos estereotipadas y mayor capacidad de autocontrol. En las familias donde no exista la figura paterna, la madre debe tratar de encontrar una figura masculina que reemplace este papel, y se convierta en un modelo positivo para sus hijos.

El Rol del Padre en la actualidad

Hoy en día el padre asume muchas funciones maternas y junto a ella se reparten el cuidado de los hijos. Está más comprometido y se preocupa por estar con los niños. La importancia que juega el rol del padre en la vida de sus hijo/as se ha indicado como un factor protector para el desarrollo de los mismos. Los hijos que tienen padres físicamente presentes y activos en el ejercicio de su rol, presentan mayor tolerancia a eventos estresantes, tienen una mejor adecuación al mundo que los rodea, poseen buena autoestima y confianza en sí mismos.

Según cuenta el psicólogo de la Universidad Mayor Rodrigo Morales el padre sigue siendo un pilar central dentro de la estructura familiar, ejerciendo roles de modelaje, socialización y vinculación con la sociedad y la cultura”. Según explica el experto, “en nuestra cultura, el rol del papá remite en general a una vinculación al orden socio-cultural, donde aparece como la figura más racional, que tiene mayor contacto con el orden social, relegándose la madre a la comprensión de aspectos más personales e íntimos del niño”. En muchas familias se da una situación en la que las madres se relacionan más con las emociones, dando lugar a una figura más comprensiva, mientras que los padres suelen manifestar una autoridad que crea una barrera con sus hijos, pero esto es un error pues tanto las madres como los padres deben crear vínculos de complicidad con sus hijos.

Que un niño vea que su padre lo atiende, le dé de comer, o lo duche se normaliza cada día más. Antes, los padres estaban más ausentes y se dedicaban a sus empleos, pero ahora se da más la circunstancia de una responsabilidad compartida. Esto también es beneficioso para los niños puesto que interiorizan que una familia debe funcionar como una unidad en la que los deberes se reparten, lo que va a formar una generación más equitativa sin tener que realizar grandes esfuerzos y realizando todo desde la normalidad. Como suele decirse “Lo que más educa es el buen ejemplo”

El Rol del Padre ante la figura de los hijos y la pareja

Cuando un hombre se dedica a cuidar de sus hijos estos aprenden a conocerle mejor y el respeto, en lugar de perderse, se incrementa porque lo ven como una figura cercana y no como aquel personaje distante que es, simplemente, el cabeza de familia que pasa el día trabajando.

Esta situación que se está dando actualmente no sólo refuerza el vínculo de los padres con sus hijos sino también los lazos afectivos en la pareja. Además, las mujeres al verse en la necesidad de que sea el padre quien cuide de los niños por motivos laborales, aprenden a delegar las tareas en su compañero y a confiar en él para que realice las actividades cotidianas.

Las formas de implicarse con la educación de un hijo incluyen:

• Formar un “equipo” para ayudar en las tareas cotidianas de la casa.
• Disfrutar de pasatiempos juntos.
• Sostener conversaciones y confidencias. Para ello, se recomienda hacer diferentes salidas de fin semana.
• Ser sensible a las necesidades de su hijo, y responder a ellas.
• Participar en la disciplina y el cuidado del hijo, junto a la madre.

La forma en que los padres juegan con sus hijo/as tiene efectos directos en su desarrollo ya que incentivan la resolución de problemas, mejora la capacidad de análisis, desarrolla la curiosidad por su entorno y mejora su capacidad de adaptación.

¿Cómo afecta la crisis en el rol tradicional del padre?

Hoy en día el rol tradicional del padre ha cambiado debido a la crisis actual. La situación de desempleo que viven muchos padres de familia deriva en un rol paterno diferente al que había anteriormente, pues esta circunstancia puede traducirse en una experiencia positiva (y no negativa ya que muchos padres puedan sentirse infravalorados por no tener un empleo asalariado) en el sentido de experimentar una vida familiar más repartida en la que las labores se hacen de forma equitativa y en la que poder pasar más tiempo con los hijos. Estas tareas compartidas hacen que se fomente el verdadero modelo de familia. Incluso, en muchos casos en que la mujer trabaja, los padres son quienes tienen que quedarse al cuidado de los hijos invirtiéndose así los roles que había antiguamente donde el padre trabajaba y la madre se encargaba de la casa y atendía a los niños.

Posición del Rol del Padre/Hijo ante una separación/divorcio

Como norma general la custodia queda en manos de la madre, ésta debe ponerse en el lugar del padre y no privarle de disfrutar de sus hijos y así, entre todos, contribuir a que los niños puedan contar con los padres, con ambos, del mismo modo que antes de la separación.

Las separaciones suponen para los hijos un cambio en cuanto a la concepción de la familia como una unión indisoluble y provocan que se establezcan unas nuevas reglas de convivencia con sus padres. El divorcio les afecta en todos los aspectos pero más que la ruptura en sí, lo que es más determinante es la posición en la que quedan los niños y el rol que asumen en dicho proceso. Independientemente de cuál sea la edad de los hijos, la separación va a tener unas implicaciones en su desarrollo emocional y conductual. Los estudios efectuados sobre separaciones nos indican que los hijos de divorciados, comparados con los que viven en familias intactas presentan más problemas de adaptación (Cantón, Cortés y Justicia., 2000).

El periodista Jorge Alcalde reconoce en su libro «Te necesito, papá» lo complicado que resulta para el padre tener que abandonar el hogar familiar así como todas las implicaciones que este cambio conlleva y asegura que «la buena praxis paterna no sólo dependerá de su voluntad ya que estará íntimamente unida a la de la madre y a las posibilidades otorgadas por las sentencias de separación». En este sentido ofrece una serie de pautas para que este cambio se produzca de la manera más positiva para toda la familia: responde a las preguntas de tu hijo con sinceridad, no sustituyas la presencia con regalos, garantiza que tendrás tiempo suficiente para pasar de manera individual con él, no utilices al niño como mensajero o espía de lo que sucede en casa del otro progenitor, mantén una buena relación con la otra pareja en presencia del niño, participa de manera activa en la vida diaria de los niños fomentando en ellos la necesidad de mantener el contacto con la otra parte de la pareja.

En ocasiones, los hijos actúan enfrentándose a algún progenitor, pero en otras pueden quedar a merced del desarrollo del proceso. Diversos estudios (Gómez y García, 1992, 327) han demostrado que los menores que participan del conflicto parental tienden a mantener una visión polarizada de sus padres y a enfatizar los aspectos negativos de la interacción con el progenitor ausente. La consistencia de las relaciones entre el padre que no tiene la custodia con sus hijos, y por ello la relación paterno-filial, va a depender en primer lugar de la magnitud del enfrentamiento entre los cónyuges.

Así pues y a modo de conclusión, el papel del hombre en la crianza de los hijos ha ido cambiando con el tiempo. Antiguamente se consideraba al padre solo como un proveedor y se veía a la mujer como la encargada de la crianza de los pequeños. Ahora se puede observar a los padres mucho más involucrados. Comparten las labores de la crianza, desde cambiar un pañal hasta quedarse en la casa cuidando a los hijos.

Se observa que los roles han cambiado; sin embargo, la palabra más adecuada sería “evolucionado”. La experiencia de hombres y mujeres se ha enriquecido, y cada uno de estos grupos está viviendo experiencias que antes les estaban negadas. Esto enriquece su vida, amplía su perspectiva y hace que puedan desarrollar la capacidad para ponerse en el lugar de su pareja.

La explicación a esta situación puede darse por el nuevo despertar del género femenino, el cual genera que las mujeres puedan acceder a un empelo y ya no tengan el mismo tiempo que antes para dedicarlo de lleno en el cuidado de los hijos. Ahora se debe compartir esta tarea, ya que habrá momentos en que, por compromisos o actividades laborales, alguno de los dos miembros de la pareja no pueda estar en casa. Es aquí donde el rol del padre cumple una función vital que genera un ambiente positivo en el hogar creando una relación más íntima con los hijos y la pareja y es por ello que El Día del Padre es una de esas fechas importantes, en donde la familia celebra la importancia de este rol.

¡¡DISFRUTEMOS TODOS DE ESTE DIA Y FELICIDADES A TODOS LOS PAPIS!! Y SI AÚN NO TIENES TU REGALO....¡DILE LO IMPORTANTE QUE ES PARA TI EN PALABRAS!