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Beneficios del aburrimiento ocasional
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Artículo de Inmaculada Contreras Domingo (Maestra de Educación Infantil y Psicopedagoga, Psicología de la Intervención Social)

¿Es bueno que los niños se aburran? ¿Necesitamos estar aburridos? Seguramente todos habremos sentido alguna vez aburrimiento en nuestra vida, pero probablemente ignorábamos que el aburrimiento ocasional puede ser muy beneficioso convirtiéndose en un incentivo tanto para los niños como para los adultos.

Los niños necesitan tiempo para no hacer nada, tiempo para imaginar y perseguir sus propios procesos de pensamiento o asimilar sus experiencias a través del juego o simplemente observar el mundo que les rodea. Se les debe permitir que se aburran para que puedan desarrollar su capacidad innata de ser creativos. El problema es que los padres suelen planificar el día de sus hijos (deberes, clases de inglés, deportes,…) de tal forma que apenas les queda tiempo para esa creatividad, imaginación e invención de juegos o actividades.

Saber sacar partido del aburrimiento

Una pregunta frecuente entre los padres es ¿por qué los niños no encuentran nada que hacer cuando están rodeados de estímulos, de juguetes y de diferentes actividades? Y ese es el problema que si los pequeños lo tienen ya todo, no tienen nada que desear, si le entregamos todas las cosas “de golpe” no van a desarrollar la capacidad de atención, interés e ilusión por las cosas. Por eso es que a pesar de tener todo se aburren. Consuelo Coloma, psicóloga educativa, coordinadora de la Universidad de Padres del Centro de Investigación Educativa que dirige el catedrático de Filosofía José Antonio Marina confirma que “cuantas más cosas, más aburrimiento”. “De hecho, cuando ponemos a los bebés en las alfombritas con juguetes, se recomienda no ponérselos todos a la vez, sino un día uno, otro día otro, para que puedan prestarles atención”. Por la misma razón, es muy recomendable, con niños mayores, practicar la rotación de juguetes: retirar unos cuantos, sacarlos al cabo de un tiempo y guardar los otros. “Un entorno saturado no les ayuda a decidir ‘me apetece éste’”, advierte la experta.

Es así, pues, que muchos de los niños de hoy en día se aburren con más facilidad que antes a la vez que no saben aprovechar de forma productiva ese aburrimiento, quizás porque no se les ha enseñado o no se les ha dado la oportunidad agobiándoles con regalos, juguetes y un continuo de actividades. Las expectativas culturales de que los niños deben estar siempre activos podrían obstaculizar el desarrollo de su imaginación.

Nuestros pequeños tienen acceso a todo de forma fácil y rápida, les viene ya hecho y no tiene que preocuparse por nada. Ahora, cuando los niños no tienen nada que hacer, de inmediato encienden el televisor, el ordenador, juegan con el teléfono móvil, tabletas, o cualquier dispositivo con pantalla…. El tiempo que pasan frente a este tipo de aparatos se ha incrementado y estas situaciones son las que se deben evitar. “Los niños están sobreestimulados” explica el psicólogo Rafael Santandreu. No saben aburrirse y esto puede provocar un aumento o un empeoramiento del trastorno por déficit de atención.

Aspectos que favorece el aburrimiento

El aburrimiento estimula la creatividad y la imaginación. Nosotros como padres/educadores debemos enseñar a nuestros niños que no necesitan comprar juguetes caros para divertirse o disfraces costosos para convertirse en animales, astronautas, médicos… El juego es libre así que invitémosles a explorar e imaginar cuanto hay en su alrededor convirtiendo la terraza en una selva amazónica o nuestra cama en una guarida o cueva secreta. Enseñémosles a saber aburrirse de forma fructífera, a desarrollar su creatividad e imaginación a través de actividades tales como que una manta puede convertirse en una capa de superhéroe, que hay rincones de la casa que puede asignar como un lugar secreto, que una escoba puede convertirse en un avión,…

La británica Teresa Belton, investigadora del comportamiento infantil, en especial del aburrimiento y la imaginación, reclama que “el aburrimiento sea reconocido como una emoción humana legítima con un papel central en el aprendizaje y creatividad”. Según ésta, el aburrimiento puede ser una "sensación incómoda" y es por ello que la sociedad ha "desarrollado la expectativa de estar constantemente ocupado y estimulado”. Bolton cree que la sociedad debe asumir que es normal y positivo que en ocasiones los niños se aburran. Así que, si nuestros hijos ya han descubierto el aburrimiento y de vez en cuando pronuncian el “me aburro”, no hay que preocuparse demasiado.

Beltón junto con Esther Priyadharshini, ambas especialistas de la Universidad de East Anglia en Reino Unido, demostraron que cuando una persona esta aburrida está conectando experiencias, recuerdos, lecciones, planes que recrean momentos de su vida de manera narrativa, activando la creatividad y generando nuevos proyectos. Afirman que, cuando una persona se encuentra ocupada o siempre activa, impide que el cerebro desarrolle la imaginación y la creatividad, por el contrario cuando uno se encuentra en un lapso de relajación o aburrimiento, se comienza a formar lo que ellas llaman: Red por Defecto. Al crearse esta red, las personas comenzamos a soñar despiertos y despertamos la inquietud de aquellos recuerdos, anhelos o metas que deseamos emprender, llevándolo a cabo e imaginando como serían las cosas.

Además, el aburrimiento es beneficioso para nuestro cerebro ya que cuando nos aburrimos bostezamos (aunque esto también lo hacemos cuando tenemos sueño) y de acuerdo con varios especialistas, bostezar permite que nuestro cerebro se oxigene y esto significa aire fresco, permitiéndole a nuestro cerebro que ¡se despierte! Aunque bostezar sea algo mal visto es muy positivo.

Por otro lado, estar aburrido te permite bajar el estrés. Tener actividad constante sin descanso pleno, además de la conectividad tecnológica constante, están relacionadas con los niveles altos de estrés, depresión y fatiga. Por el contrario, el aburrimiento leve promoverá la baja de los niveles de cortisol, causantes de este malestar.

¿Cómo aprendemos qué es el aburrimiento?

“Los niños aprenden qué es aburrirse porque nosotros se lo decimos”, afirma Coloma, psicóloga educativa. “Asocian una palabra a un estado de ánimo”. Por ello se debe desdramatizar el aburrimiento y convertirlo en una situación enriquecedora. Coloma observa que “el aburrimiento bien gestionado es un buen comienzo, porque obliga al sujeto pasivo a volverse activo, a hacer lo que no hacía, a pensar lo que no pensaba, a imaginar lo que no imaginaba”.

  • La prueba del aburrimiento

Catherine L'Ecuyer, investigadora y divulgadora de temas relativos a la educación sugiere realizar a nuestros hijos “la prueba del aburrimiento”: “Dejémoslos jugar libremente unas dos horas con sus hermanos, sin juguetes, sin colchonetas, sin cromos, sin pantallas, sin bicicleta, en espacios abiertos en la naturaleza, y observemos cómo se desenvuelven. ¿Se entretienen solos, tranquilamente, imaginándose juegos, o bien se aburren y experimentan ansiedad e hiperactividad? Si vemos que nuestros hijos se aburren, entonces hemos de preguntarnos, ¿por qué ocurre?

  • El aburrimiento en los adultos

El aburrimiento no solo es beneficioso para los niños, sino también para los adultos pues incita a:

  • Experimentar nuevas actividades que de otra forma no se harían.
  • Buscar formas de ser altruista, empática y a participar en tareas pro sociales
  • Relacionarnos con la gente.
  • Pensar, reflexionar y conocernos mejor.
  • Leer y/o escribir.
  • Soñar despiertos ayudando a impulsar el pensamiento creativo.
  • Relajarnos.
  • Imaginar.
  • Buscar soluciones y alternativas. Las mejores ideas surgen del aburrimiento.

En definitiva, el aburrimiento nos permite tener más tiempo para uno mismo evadiéndonos así del estrés, las presiones y las responsabilidades del día a día. Así pues, el aburrimiento ocasional resulta positivo si lo utilizas a tu favor. Recuerda que es muy importante recuperar el gozo de no hacer nada y disfrutar de estos ratos siempre y cuando no te instales en el aburrimiento definitivamente.

A modo de conclusión, el aburrimiento suele tomarse como algo negativo, pero muchas veces es lo que nos hace salir de la monotonía, buscar nuevos proyectos y darnos cuenta que existen otras cosas mejores. Centrándonos en los niños, es bueno que estos dispongan de tiempo para estar solos con sus juguetes o simplemente con su imaginación, sin necesidad de tener la agenda llena de miles de actividades. ¡Hagamos del aburrimiento ocasional algo fructífero y convirtámoslo en una actividad positiva!

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Inmaculada Contreras Domingo
Maestra de Educación Infantil y Psicopedagoga, Psicología de la Intervención Social
He trabajado en el Colegio Nuestra Señora de la Consolación de Granada como maestra de Educación Infantil y en el Centro Infantil Don Pablito de Málaga. He llevado a cabo Programas de Intervención Psicopedagógica con niños con dificultades reforzando habilidades sociales y emocionales y aportándoles herramientas y técnicas para su mejor desarrollo. He colaborado en la Asociación Granadown ofreciendo apoyo escolar y atención individualizada a los distintos usuarios así como también en la Asociación Almanjáyar en Familia de Granada llevando a cabo varios talleres de Inteligencia Emocional, Seguridad Vial y Salud y Resolución de Conflictos con niños de Educación Infantil y Primaria.
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