Seguro que no ha pasado desapercibido tampoco para tí, ¿Qué le enseñas a tus hijos/as de las compras navideñas? ¿Compramos porque nos gusta regalar o por consumismo? Seguro que más de una respuesta es: me gusta regalar, me gusta regalar más que me regalen a mi. Entonces… ¿por qué se hace mayormente en esta época del año?
Nada es casual, todas las luces, los olores al entrar en las tiendas, el hilo musical en las calles y comercios, los anuncios y anuncios y más anuncios que hablan de generosidad, emociones, amistad, familia… todo está diseñado para que la inversión económica en estos días sea la más alta posible.
Se podría decir que somos víctimas inocentes del consumismo, presas de los maléficos planes que traman durante todo el año y ponen en marcha desde que la última ola de calor se ve en el horizonte…. ¿seguro?
El consumismo está tan implantado en nuestro entorno que apenas nos damos cuenta de cómo nos envuelve, la clave está en hacérnoslo ver como una oportunidad, de ahorrar, de divertirnos, de volver a ahorrar, de demostrar a los demás lo que los quieres (mientras ahorras) y así han llegado a nuestras vidas, primero lo hizo Papá noel, después, halloween, black friday, cybermonday… y los que quedan por llegar!!
Si paramos a hacer una lectura productiva de todo esto… ¿Qué les enseñamos a los más pequeños de la casa sobre todo esto? Ya lo hemos hablado en ocasiones anteriores, los niños y niñas son auténticas esponjas, que absorben y asumen como “normal” lo que ven hacer en su entorno. Si lo que ven es que compramos compulsivamente todo lo que se pone delante de nuestros ojos, adquiriendo producto que no necesitamos y que incluso muchas veces no nos podemos permitir, lo que van a exigir es lo mismo para ellos. Todo queremos lo mejor para los nuestros, eso está claro, pero ¿qué pasa si las circunstancias no nos permiten satisfacer esas demandas tan exigentes de nuestros hijos? Tanto para los padres y madres como para los hijos: decepción, sentimiento de culpabilidad, enfados, descenso de la autoestima. A largo plazo o en los casos más severos, se puede derivar en conductas mucho más graves, hurtos y robos para conseguir lo que se quiere, depresion por no conseguir lo deseado, conductas violentas…
Seguro que no os resulta ajeno todo esto de lo que estamos hablando, en mayor o menor medida lo hemos visto o vivido. ¿Qué está en nuestra mano hacer para que los más pequeños de la casa aprendan a vivir de forma sana esta época disfrutando también de las compras?
En la pregunta formulamos ya parte de la respuesta, la respuesta no es no consumir nada, la clave está en hacerlo de forma sana. Para ello vamos a ver cómo podemos proceder:
1. Comencemos por educar a los jóvenes y adolescentes de cada en valores muy importantes como el consumo responsable, el ahorro de los gastos familiares, la consciencia sobre el valor de las cosas. Entran en juego conceptos muy importantes como la obligación de muchas familias por adquirir productos de marcas de alta gama cuando hay otras sustitutivas en el mercado que les ofrece las mismas funciones a menor coste. La inmediatez en la obtención cuando alguien desea algún elemento no prioritario. Las presiones del grupo de iguales para adquirir ciertos bienes o servicios… Hay que tenerlo todo en cuenta.
2. Aprender a hacer cosas en familia que fomenten los valores de amistad, confianza, amor, diversión… no intentemos sustituir el poco tiempo de ocio que tienen las familias con cosas caras. Si preguntas a los más pequeños/as de la casa qué quieren seguramente sus respuestas sean ir al parque, jugar, ir a ver los patos, comer palomitas o chuches… cuando estas acciones se ven sustituidas por videoconsolas, teléfonos, tablets, televisión y juegos caros es cuando la respuesta cambia y piden estos elementos. Fomentemos las acciones en familia, disfrutando de la naturaleza, aprovechando los elementos del entorno para hacer manualidades, repostería, cualquier rato juntos es mejor que el regalo más caro del mundo.
3. Enseñar el valor de la generosidad, hacerles que se sientan afortunados por tener cientos de cosas, duplicadas, triplicadas, cosas que no utilizarán prácticamente ni una hora de sus vidas. Hacerles ver que hay muchas personas que no tienen nada eso, y que compartir sus recursos con aquellos/as más desfavorecidos les puede hacer sentir muy bien. Enséñaselo dando ejemplo, buscad una buena causa, no hay que irse muy lejos, desafortunadamente tenemos cientos de ejemplos a nuestro alrededor. Que esto se convierta en un hábito, y no solo algo puntual que hacer en navidad es todo un reto, pero es importante hacerles ver que para nosotros desprendernos de cosas no tiene ninguna importancia y puede hacer feliz a muchas personas.
4. Involucra a los niños/as y adolescentes en el análisis de las necesidades reales de la familia y cómo se priorizan. Valorar las necesidades, adelantarse a ellas y aprovechar los famosos descuentos y rebajas que últimamente tanto oímos hablar es una decisión inteligente. No les damos la espalda a estos eventos, pero si los afrontamos con capacidad analítica, de forma calmada y premeditada. De esa forma evitaremos el consumismo compulsivo que vemos repetirse en cada centro comercial últimamente.
5. La carta de los reyes magos… qué momentazo para tantas y tantas familias, y quiero…. y quiero… y quiero… y quiero… y la lista es infinita. ¿Como podemos educar a nuestros hijos/as en esta tarea?
Confiamos en que esta lectura os sea de utilidad y que tengáis unas felicisimas vacaciones rodeados de familia, amigos/as y seres queridos.
Hola mi hijo de 5 años tiene miedo a la oscuridad, no quiere pasar la noche en su habitación ni andar por casa solo a menos que estén las luces encendidas. Nuestra casa no es grande, por lo que siempre nos escucha y si nos llama acudimos pero se niega a ir sin nosotros a habitaciones...
Mi hija de 10 años es muy tímida, le cuesta mucho hacer amigos, ahora que llega el verano me da pena porque la única niña con la que juega es una niña de su cole y durante estos meses no se ven. ¿Cómo puedo ayudarla a hacer amigos?