Las tareas escolares son muy bien aceptadas por la sociedad en general, a tal punto que pueden fungir como una variable importante a considerar en el momento de elegir un colegio para los niños o de categorizar la experiencia en el mismo.
En otras palabras, un padre podría considerar que un colegio es “malo” o “poco exigente” si se torna frecuente que el niño no lleve tareas para el hogar, o si en cambio, el niño tiene mucha tarea, entonces es un buen colegio y es exigente.
Las tareas escolares hacen referencia a esas actividades “obligatorias” dadas por los docentes, para que los niños y adolescentes las realicen fuera del horario escolar sin la participación de sus profesores.
Las tareas escolares, suponen diversos aspectos positivos, que enumeramos a continuación:
Sin embargo, en los últimos años, ha resultado común escuchar la preocupación de padres en torno al exceso de tareas que le son enviadas a sus hijos, pero que, debido a la aceptación general anteriormente señalada, les cuesta intentar modificar o hablar sobre este problema.
Les invitamos a imaginar que en un momento en el cual se están desarrollando sus habilidades, tengan que hacer actividades escolares que sobrepasan el curso natural de ellas. No resulta extraño que a consulta psicológica asistan niños cuyo desarrollo cognitivo está acorde para la edad, pero las exigencias en su institución escolar, son mayores a esto.
De igual forma, podemos imaginar nuevamente que este niño (cuyas funciones cognitivas están acordes para la edad), llega a casa, cansado luego de su jornada académica, y debe pasar horas haciendo tareas ¿Cómo se sentirá? ¿Cómo se sienten los padres que quieren pasar también tiempo con sus hijos?
Ante este panorama, podríamos decir que el exceso de tareas, conllevaría a ser una fuente de estrés (el cerebro con estrés no es la mejor condición para el aprendizaje) tanto para el niño como para sus padres que podría acarrear en ellos problemas de conducta, desinterés y desmotivación.
Es importante resaltar que las tareas escolares, parecen tener también un valor agregado de “éxito”, en tanto que, en ocasiones algunos padres pueden valorar el esfuerzo de un niño según los resultados que este obtenga en el área escolar y además pueden sentir que son “medidos” como “buenos” o “malos” padres en función de esta variable, lo cual, conlleva en algunos casos que dichos padres realicen estas tareas por sus hijos. Ante este panorama, las características positivas que mencionamos, disminuyen, ya que, si por la cantidad de tarea, los padres deben recurrir a hacerla también, entonces no se estarían estimulando sus funciones cognitivas ni valores como independencia y responsabilidad.
A continuación mencionaremos algunas características que recomiendan los expertos en el área:
Uno de los que más ha investigado los efectos de las tareas indica que se debe aplicar la regla de los 10 minutos, que significa que las tareas deben realizarse dentro de 10 minutos multiplicados por el grado en el que se encuentran los alumnos, es decir, que si están en primer grado, serían 10 minutos, si están en 5to grado serían de 50 minutos, etc… Para bachillerato se considera que debe ser aproximadamente una hora de tareas.
Esta regla, resulta coherente con los niveles de atención sostenida que señalan diversos estudios, siendo estos: Niños de preescolar entre 5 a 8 minutos, para niños entre 1ero y 6to grado entre 8 a 12 minutos, y para bachillerato entre 12 a 18 minutos
En general, se procura que los niños y adolescentes realicen las actividades por sí solos para que los efectos anteriormente mencionados se lleven a cabo. Los padres pueden revisar las tareas al finalizar, acompañar y ayudar ante alguna duda.
Si se considera que lo anteriormente señalado es muy difícil, habrá que estudiar la razón ¿Muchas tareas? ¿El niño tiene alguna dificultad? Y a partir de ello ver la necesidad de incorporar a otros especialistas en el área, como por ejemplo psicólogos que puedan ayudar a corroborar o no las hipótesis de los padres y brindar las mejores recomendaciones y tratamientos que el niño amerite.
Las tareas definitivamente no son malas, pero hay elementos que pueden convertirlas en perjudiciales para nuestros niños.
Tanto el colegio, como la familia y los profesionales del área infantil, deben ser una fuente de desarrollo emocional y de aprendizaje que fomente la diversidad. Debemos respetar las diferencias porque en estas está el enriquecimiento de la experiencia humana.
Como dice una frase: “Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”
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