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Lactancia materna y depresión postparto
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Artículo de Rakel Hernádez Benítez (Master en Filosofía Contemporánea, Maternidad)

¿Existe una relación entre lactancia y depresión materna? Sí. Las madres que no amamantan o las que padecen dificultades en su lactancia, tienen mayor riesgo de sufrir depresión postparto. La lactancia no produce depresión, al contrario, puede beneficiar a las madres con depresión previa.

Señales de alarma

Tras el parto, podemos estar atentas a ciertas señales que nos pueden orientar hacia la mera vigilancia o, en una situación más grave, para pedir ayuda a especialistas. Entre los síntomas leves se suelen destacar que la madre pase dos o más días sin dormir (es diferente que duerma cuando duerme el bebé, a que cuando duerme el bebé, ella no pueda conciliar el sueño por ideas recurrentes y obsesivas), que pierda peso rápidamente (no por el parto sino porque esté desganada), que no sea capaz de salir de la cama (p.ej. que no tenga ganas de levantarse para atender a otrxs hijxs) o que se descuide físicamente (no le apetezca… o le dé igual).

Estaríamos ante un caso más grave si la madre parece desesperanzada, dice que a sus hijxs les iría mejor sin ella, consume drogas (o hipnóticos/sedantes) o proclama cosas extrañas (p.ej. que va a regalar a sus hijxs o que piensa en morir). En estos casos, acudir a un profesional es un buen consejo, pero además hay que tener claro un par de cuestiones:

  1. La depresión postparto SE PUEDE TRATAR sin necesidad de abandonar la lactancia materna
  2. Hay tratamientos NO farmacéuticos efectivos y muchos MEDICAMENTOS COMPATIBLES (e-lactancia.org para consultarlos).

En cualquier caso, se considera el amamantamiento como una estrategia adaptativa. Teniendo en cuenta que el estrés es un factor de riesgo, aquellos bebés, cuyas madres tienen depresión, sufren menos estrés si son amamantados. Es muy importante establecer, fomentar y mantener el vínculo con nuestrxs hijxs pues será la base para unos buenos cuidados. En este sentido, amamantar favorece este vínculo, pues para dar la teta es necesario mirar, tocar, etc. Por el contrario, las madres que dan biberón y tienen depresión postparto se desvinculan con mayor facilidad al no darse necesariamente estas condiciones.

Factores desencadenantes


Existen ciertos factores desencadenantes de la depresión que están clasificados según su origen:

  • Causas físicas: Disfunción inmune, cansancio o alteraciones del sueño, dolor -niveles elevados triplican el riesgo-, hormonas del postparto, aunque no se ha demostrado que influyan, sí parece que existan estudios que avalan la idea de que en el desarrollo de un parto fisológico normal, la secuencia de hormonas que se segregan, sigue un orden para facilitar y establecer el vínculo, así como el equilibrio emocional de la madre.
  • Experiencia negativa en el parto: No tanto el tipo de parto, sino más bien como sea la vivencia de cada mujer durante el mismo. La evidencia científica coincide en que el hecho de que la madre tenga la sensación de peligro, para ella o para su bebé, durante el parto, genera estrés post traumático y crea las condiciones para desarrollar depresión postparto.
  • Características del niño: un bebé de alta demanda (llanto excesivo), puede hacer que la madre se sienta incompetente.
  • Factores psicológicos maternos: El estilo atribucional (cómo nos contamos cada uno a nosotros mismos nuestras propias experiencias), nuestra historia psiquiátrica previa o los niveles de autoestima.
  • Factores sociales: Abusos en familia de origen, pérdida de uno de los padres en la infancia, pérdida de un embarazo previo, escaso apoyo social, nivel socioeconómico o cambio de cultura.

Tratamiento

Para el tratamiento de la depresión materna, ya queda manifiesto que amamantar es beneficioso, tanto para la madre como para el bebé. Pero además cabe señalar circunstancias anexas:

  1. Prevención: podemos intentar actuar sobre los factores de riesgo, favorecer una lactancia placentera (por ej. acudiendo a un grupo de apoyo), aumentar el consumo de ácidos grasos de cadena larga Omega 3, eliminar o tratar las fuentes de dolor físico aparte de las relacionadas con la lactancia (consultando con médicos especialistas, por ejemplo si persiste el dolor de la cesárea o existen contracturas en la espalda).
  2. Tratamientos NO farmacológicos: aumentar el consumo de ácidos grasos de cadena larga Omega 3, en ocasiones tan efectivos como los antidepresivos, practicar ejercicio físico (su eficacia en el tratamiento de la depresión está demostrada, incluso en casos graves, donde equivale al tratamiento con sertralina) y terapia con luz brillante (el mejor momento para la exposición a la luz solar es por la mañana).
  3. Psicoterapia cognitiva: El postulado central de esta terapia es que las personas sufren por la interpretación que realizan de los sucesos y no por estos en sí mismos.

(Fuente para la elaboración del artículo, entrevista a Verónica Hernández Navas, Presidenta de la asociación Lactard de Madrid)

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Rakel Hernádez Benítez
Master en Filosofía Contemporánea, Maternidad
En el múltiple aspecto de desarrollo profesional expuesto, como librera, realizo Club de lectura infantil y de adultos; y como coordinadora del grupo local, acompaño a otras mujeres en su camino hacia la maternidad o en sus primeros pasos. Foto realizada por Noemí Genaro
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