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La Educación Montessori
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Artículo de Rafa Román (Profesor de Tecnología, Co-fundador del Centro Montessori Galápagos y de Espacios Montessori)

Cuando hablamos de Educación Montessori nos estamos refiriendo a una forma de entender la educación que parte del respeto profundo al niño. Para respetar a los niños hay que conocerlos, y eso pasa por observarlos pacientemente de la forma más objetiva posible, y también por empatizar con ellos. Aunque se dice fácil, lo que se plantea es una actitud hacia la infancia que, por desgracia, no está generalizada. Las necesidades de los adultos son, en muchas ocasiones, radicalmente opuestas a las necesidades de los niños, y por una cuestión de jerarquías normalmente se impone la satisfacción de las necesidades del adulto ante las del niño. Entender que los niños se están construyendo como personas implica invertir este orden jerárquico, porque el juego del niño, sus intereses y sus ritmos están todos orquestados desde una pulsión vital que hace que no sea necesaria la intervención directa de un agente externo. Los niños sólo necesitan ser entendidos y acompañados en su desarrollo. Esto, que también se dice fácil, conlleva una transformación personal profunda en el adulto acompañante. La mayoría de los adultos de hoy no fuimos acompañados en nuestro desarrollo natural, sino presionados tanto por nuestras propias familias como por la escuela para cumplir unos objetivos y unas expectativas. Esta forma de concebir la educación la llevamos incorporada y la reproducimos sistemáticamente, por lo que nuestros hijos tienen todas las papeletas de heredarla también. Es decir, que cambiar la forma de entender la educación pasa necesariamente por: entender cómo son realmente los niños, cómo somos nosotros y qué tenemos que cambiar en nosotros mismos para poder permitirles un crecimiento y un desarrollo respetado y feliz.

Ambiente y Educación Montessori


Según concebía la educación María Montessori, no se trata de realizar acciones sobre los niños, sino sobre el ambiente. Los niños saben de forma natural lo que deben hacer en cada momento, pero si el ambiente no es adecuado para el desarrollo de todas sus potencialidades, entonces crecerán castrados en muchos aspectos constitutivos de la personalidad: capacidad de relación social, mente matemática, conocimiento, respeto y cuidado del propio cuerpo, autogestión emocional, autonomía, cuidado del medio, empatía... Por este motivo, María Montessori nos propone un modelo educativo que parte de la preparación del ambiente para que nada de esto se quede en el tintero. Cuando sembramos una semilla, lo único que va a permitir un desarrollo adecuado de la planta es el ambiente. Nadie le dice a la semilla cómo ni cuándo tiene que brotar ni le indica a la planta cuánto ni cómo tiene que crecer. Esa información la tiene ya, lo único que necesita es que el ambiente sea el óptimo para desarrollarse de forma óptima. Esto no implica que la planta vaya a crecer perfecta, sino que crecerá lo mejor posible. De idéntica forma se plantea este modelo educativo: se trata de dejar a los niños desarrollarse sin interrumpirles en sus procesos y sin alterar sus ritmos, de acompañarlos creando el ambiente adecuado para ellos.

El ambiente Montessori se compone de dos puntos fuertes:

  • La parte física. Lo que más se conoce es el aspecto visible: los espacios, los muebles, los materiales, etc. Pero lo que la gente no sabe es que con eso no basta.
  • La parte psíquica. Hace falta un clima de respeto y apoyo mutuo para que aquello funcione. Esto es lo que aporta la persona que desempeña el papel de guía o asistente. La aportación psíquica que hace al ambiente es fruto de un trabajo de transformación personal en el que ha entendido que el adulto está en un segundo plano, que su ego no está en competencia con el ego de los niños, que sabe autogestionar sus emociones para hablar siempre desde el respeto, la empatía y el cariño, que no va a intervenir innecesariamente en el trabajo de los pequeños, que va a saber cómo organizar físicamente los espacios y los materiales de las distintas áreas para que contribuyan a crear ese clima de respeto,... Hay mucho que hacer con uno mismo para trabajar con niños.

En definitiva, la Educación Montessori es un modelo educativo, no sólo una pedagogía: es una forma de entender las relaciones humanas y las relaciones con el entorno. Es una manera de estar en el mundo que rompe la inercia de una cultura dominada por el ego y con unas relaciones jerárquicas dañinas para todos. Y parte desde la observación rigurosa de los niños y sus procesos, es decir, desde la naturaleza humana en estado puro.

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Rafa Román
Profesor de Tecnología, Co-fundador del Centro Montessori Galápagos y de Espacios Montessori
En el Centro Montessori Galápagos tenemos dos grupos de niños de la etapa infantil y ofrecemos formación en educación Montessori, además de realizar talleres y actividades para niños y adultos
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