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Importancia del juego en la infancia
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Artículo de Macarena Requena (Psicóloga y Psicopedagoga, Atención a la diversidad y problemas de conducta)

A veces olvidamos la función tan importante que tiene el juego en el desarrollo de los niños, se trata de una actividad de dificil definición ¿qué es jugar? En mi opinión, creo que cada persona tiene una definición propia basada en sus experiencias, podríamos decir que es un conjunto de muchas cosas es: saltar, correr, descubrir, experimentar, imaginar… ante todo es divertirse, es la meta en sí, se realiza para disfrutar a la vez que está enriqueciendo el desarrollo del protagonista, no digo niñ@s porque no se trata de una actividad única de ellos, los adultos nos beneficiamos y disfrutamos de este. El juego es la forma de aprendizaje mas importante en la infancia y tiene unas caracyerísticas que lo hacen único: es libre, ayuda a explorar la realidad, favorece la socialización, tiene unas reglas que los participantes aceptan pero que puede ser modificadas según el contexto, se puede jugar en cualquier ambiente y no necesita materiales y tiene una función educativa. Tras muchos años de investigación Stuart Brown resume el valor del juego en:

  • Todos tenemos la capacidad de jugar.
  • El juego es una faceta instintiva del ser humano.
  • Jugar cuando somos pequeños mejora nuestra vida adulta.
  • El juego social es imprescindible para sentirnos parte de un colectivo y establecer lazos de confianza.
  • Jugar de forma caótica, saltar, gritar… nos ayuda a regular nuestras emociones.
  • El juego es la construcción de una historia. Entendemos nuestra vida y las vidas de los demás como un relato, como un juego imaginativo individual.
  • Jugar es un rasgo único de la especie humana: estamos diseñados para jugar toda la vida.
  • Nada estimula y desarrolla tanto el cerebro como jugar.
  • Jugar implica explorar, y al explorar probamos cosas nuevas, desarrollando así nuestra capacidad de adaptación al medio.

Beneficios del juego

El juego influye positivamente en todas las áreas de desarrollo del niño:

Desarrollo sensorial y psicomotor: Mediante el juego los niños van a descubrir nuevas sensaciones y tendrán la oportunidad de ser activos y explorar a través de su cuerpo y sus movimientos.

Desarrollo socioemocional: Jugando, los niños aprenden a expresar sus emociones y aliviar tensiones, les ofrece la oportunidad de estar en contacto con otros niños adultos, lo que contribuye a su socialización y al aprendizaje y respeto de normas de convivencia. Acerca al niño al conocimiento del mundo real y lo preparan para la vida adulta, fomenta y promueve su desarrollo moral, les ayuda a desarrollar la responsabilidad y la democracia y, por supuesto, proporciona diversión, entretenimiento, alegría y placer.

Desarrollo cognitivo: con el juego el niño aprende y estimula sus capacidades cognitivas (atención, memoria o razonamiento). Las actividades lúdicas fomentan que el niño use su imaginación, sea creativo y potencie un aprendizaje significativo, así como su lenguaje y pensamiento abstracto.

El juego según la edad

Cada niño prefiere unos juegos a otros esto depende de su forma de ser, sus habilidades, intereses o necesidades personales; pero el juego sigue unas pautas evolutivas concretas, así tenemos:

0 a 2 años, de la exploración a la autoafirmación: A lo largo de esta etapa el juego se centra en el niño en sí mismo y en la exploración de los objetos que le rodean. Se trata de un juego en “solitario” consistente en manipular los objetos que irá evolucionando en la medida que lo hacen las habilidades del niño, cada vez controlará mejor su cuerpo y sus capacidades comunicativas mejorarán lo que le favorecerá la incorporación del adulto a sus juegos. En un principio el juego se caracteriza por actividades repetitivas y se irá transformando en una actividad propia e independiente, donde predomina la primero la actividad explorativa (si muevo esto qué pasa…) y poco a poco va tomando protagonismo el descubrimiento de las habilidades del niño, cada vez más autónomo y creativo. Paralelamente va desarrollando su lenguaje lo que le permite mantener intercambios afectivos a través del contacto, gestos y expresiones, y participar en juegos vocales.

2 a 4 años, el “juego paralelo”: Empiezan a disfrutar de la compañía de otros niños pero aún no interactúan entre ellos, cada niño juega de forma independiente sin tener roles específicos. Los juegos más comunes son los de construcciones y destrucciones y aparece el juego simbólico en el que los niños reviven experiencias de su ámbito familiar o más cercano.

4 a 6 años, el juego presocial: Aquí el niño ya interactúa de forma más organizada con los demás. Usa al compañero como un juguete por lo que estos intercambios aún no se consideran sociales, se trata de un juego asociativo ya que el niño necesita de los compañeros para su juego. A esta edad es cuando adquieren roles a la hora de jugar, representando personas o animales en situaciones cotidianas, en un principio son recreaciones de experiencias pasadas y poco a poco se van haciendo mas complejas añadiendo situaciones imaginarias y mas organizadas.

A partir de los 6 años, el juego social y reglado: En esta etapa cobra mucha importancia el juego colectivo en el que todos los participantes son tratados por igual y tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones. En este tipo de juego los niños compiten en grupo con otro diferente, establecen unas reglas que todos acatan, el ambiente escolar propicia este tipo de juegos y favorece que los grupos de juego sean inestables y varíen.

El adulto en el juego del niño

No debemos olvidar que el juego es una actividad placentera en la que el niño es el protagonista, si se convierte en una actividad dirigida, en la que el niño sigue las instrucciones que le damos pierde su esencia. El adulto durante el juego debe actuar como facilitador de este, es decir, propiciar momentos de juego. Para un niño es muy importante jugar con sus padres o cuidadores estos momentos provocan que los niños se sientan queridos, cuidados y apreciados.

En los momentos que vayamos a compartir con el niño (no siempre, también deben jugar sin sus padres) debemos fomentar su imaginación y creatividad, dejándoles a ellos que inventen y dirijan la situación y , por supuesto, dedicarle toda nuestra atención y no estar pendientes de otras tareas.

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Macarena Requena
Psicóloga y Psicopedagoga, Atención a la diversidad y problemas de conducta
Trabajo con familias y niños para superar dificultades y alcanzar sus metas.
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