Pensar que la mayor situación de estrés a la que se enfrentan los menores en los centros educativos es la contemporánea “época de exámenes”, implica no atender a una realidad que cumple más de 10 años de consecuencias aniquiladoras en nuestro país: de Jokin en el 2004 al reciente caso de Arancha en Madrid, hace poco más de un mes. Una joven de 16 años que se lanza por el hueco de las escaleras de su casa antes de volver al centro donde llevaba tiempo sufriendo acoso escolar, también llamado bullying según el nombre inglés del fenómeno.
Las consecuencias de ser acosado pueden ser dramáticas, como muestra, entre otros estudios, el publicado este año en la revista The Lancet Psychiatry, que lo define como un abuso verbal o físico repetido por parte de otro menor o grupo de menores, además de ser socialmente excluido a propósito. Este estudio pone de manifiesto que los menores, que han sido así agredidos o excluidos por sus compañeros, sufren más consecuencias emocionales a largo plazo en la edad adulta que los que han sufrido un maltrato similar causado por adultos. De hecho, el 4 de Mayo fue declarado en 2012 como el Día de las Naciones Unidas contra el Acoso Escolar (Bullying), concienciando en esta fecha sobre los duraderos efectos que estos actos de violencia producen en sus víctimas.
Recientemente (2006) ha surgido la iniciativa finlandesa KiVa, desarrollada por la Universidad de Turku, cuyo objetivo es disminuir y prevenir la aparición de casos de acoso escolar, al tiempo que se garantiza un ambiente de aprendizaje tranquilo y seguro para todos. La escuela divertida/contra el acoso (traducción del juego de palabras de KiVa) se ve en el día a día, con símbolos y carteles del programa a la vista de todos -así como otros materiales, cuadernos, guías para padres, videojuegos- recordando a los menores y sus profesores el compromiso con el tema. La idea del programa es sencilla en el fondo: hablando del acoso escolar, los menores reflexionan sobre ello, lo convierten en realidad presente y le privan al acosador del "premio social" del bullying, que es la atención de sus compañeros. El éxito de este programa es que convierte a estos en co-responsables del sufrimiento y de las consecuencias del acoso, en lugar de quedar como meros testigos o público.
En España también disponemos de instituciones y protocolos que se están ocupando de la prevención y tratamiento de los casos de violencia entre menores en cualquiera de sus formas, tan pronto se trate de acoso moral en las escuelas como de ciberbullying. Ya en el 2005, se publicó el Informe Cisneros, como test de evaluación dirigido a familias, educadores y alumnado, para detectar casos similares y, a la par, distinguirlos de otras situaciones escolares que formen parte de la cotidianidad. Se destacaron -siempre que se prolonguen en el tiempo- estas 8 conductas: desprecio y ridiculización, coacciones, restricción de la comunicación y ninguneo, agresiones físicas, intimidación y amenaza, exclusión y bloqueo social, maltrato y hostigamiento verbal, y, por último, robos, chantajes, extorsiones y deterioro de pertenencias.
Por otra parte, el Parlamento Europeo aprobó un programa de acción comunitaria (Programa Daphne II) contra la violencia ejercida sobre la infancia, los jóvenes y las mujeres. Programa que incluye la sensibilización a través de la educación de aspectos preventivos, sociales, asistenciales y de atención a las víctimas. Asimismo, el Observatorio Internacional de Justicia Juvenil, por ejemplo, se ha concebido como sistema interdisciplinar de información, comunicación y propuestas en relación con los diferentes ámbitos que afectan al desarrollo de la justicia de menores. En este sentido, condena firmemente este fenómeno y sus efectos a menudo devastadores sobre las víctimas, haciendo un llamamiento para una implementación obligatoria de programas y políticas contra el acoso como parte integral de cualquier institución que trate con menores.
Finalmente, enfatizar que el acosador casi nunca trabaja solo, generalmente tiene sus ayudantes y compañeros que lo alientan. La víctima puede tener defensores, pero la mayoría se retira o mira hacia otro lado -por temor a convertirse en acosada en muchos casos- y termina aprobando silenciosamente. Así pues, para prevenir el acoso escolar debemos actuar desde la educación de los menores, con programas como el finlandés KiVa, sin olvidar la necesaria colaboración que debe implicar a las familias y a la administración.
Hola mi hijo de 5 años tiene miedo a la oscuridad, no quiere pasar la noche en su habitación ni andar por casa solo a menos que estén las luces encendidas. Nuestra casa no es grande, por lo que siempre nos escucha y si nos llama acudimos pero se niega a ir sin nosotros a habitaciones...
Mi hija de 10 años es muy tímida, le cuesta mucho hacer amigos, ahora que llega el verano me da pena porque la única niña con la que juega es una niña de su cole y durante estos meses no se ven. ¿Cómo puedo ayudarla a hacer amigos?