Todos conocemos la norma: Debemos poner límites a los niños. Pero ¿cómo llevar a cabo esta difícil tarea?. La asertividad, nuestra capacidad de decir NO de manera adecuada, se ve afectada cuando los hijos entran en juego, cualquier excusa es buena para auto-engañarnos, son pequeños, por una vez no pasa nada, no es para tanto… hay que admitirlo, no nos gusta negarles nada, ya sea por las caritas que nos ponen o porque, a veces, nos sentimos culpables al no dedicarle el tiempo que nos gustaría, sea lo que sea, hemos de saber cuando decirles que no.

Ser asertivos con los niños es beneficioso tanto para el niño como para el clima familiar, en primer lugar les estamos proporcionando más estabilidad y equilibrio emocional, de esta forma tomarán mejores decisiones, en segundo lugar adquieren determinación y seguridad, esto quiere decir que cuando alguien les diga algo con lo que no estén de acuerdo tengan capacidad para decir que no (somos su modelo a seguir), también les ayuda a adquirir una buena disciplina. Y muy importante es que adquieren más autoconfianza y mejoran las relaciones familiares, cuando están claros los límites y normas no es necesario repetirlos continuamente ni castigar al niño, lo que afecta al clima en casa.

Es muy necesario que los niños sepan que no deben tener todo aquello que quieran, no se trata del valor económico de las cosas o del esfuerzo y trabajo que debamos dedicar, si no que un niño que conoce el valor de las cosas, tolerará mejor la frustración en momentos de dificultad.

A continuación os ofrezco una serie de pautas para mejorar nuestra asertividad con los niños:

1. Paciencia: en mas de una ocasión tendremos que sobrellevar un buen berrinche, pero hemos de ser firmes y tener la seguridad, que si nos mantenemos en nuestra postura acabarán desapareciendo estas reacciones.
2. Unidad: Todos los cuidadores debemos tener el mismo criterio y respetarlo, si papá ha dicho no es no.
3. Establecer normas y límites: Muchas veces damos por hecho que los niños conocen las normas, es mejor si se las explicamos.
4. No contradecirnos: Si hay unas normas son esas y han de mantenerse en el tiempo, si no confundiremos a los niños.
5. Debemos hacerlo de forma calmada pero firme: Transmitiendo seguridad y respeto, no es necesario gritar ni enfadarse.
6. Explicarle el porqué de nuestra negativa, que tenemos motivos, sin entrar en detalles ni largas explicaciones, no se trata de una negociación.
7. Reforzale cuando hace las cosas bien, es la mejor manera de mantener conductas deseadas, reconocerle que lo está haciendo bien. No son necesarios grandes regalos, ni siquiera materiales, unas palabras amables o compartir un rato juntos son refuerzos incleiblemente valiosos.

Recuerda no se trata de decir no continuamente o convertirnos en policías, simplemente es mantenernos en una decisión que hemos tomado y saber que es lo mejor para nuestros hijos, lo importante es que el niño sepa como debe de actuar y nosotros somos su modelo a seguir.