Separación

Descripción

Cuando una pareja decide separarse se producen importantes desajustes y posteriores adaptaciones a esta nueva situación por parte de todos los miembros de la familia. Las separaciones o divorcios suponen un momento de crisis para la familia que a partir de ahora sufrirá importantes cambios como son los cambios de residencia, nuevas formas de relacionarse con los padres e incluso nuevas parejas de los padres.

La ruptura de la relación amorosa se vive con dolor y angustia por la pareja, que ve como su proyecto en común en común se ha roto y ahora empieza un nuevo camino, a veces incierto, sin embargo las principales víctimas de todo este proceso son los hijos, que no entienden o no se esperaban este desenlace.

Los hijos reaccionaran de forma diferente según sus características personales (edad, temperamento o capacidad cognitiva) la situación familiar y como afronten sus padres la ruptura pero, a grandes rasgos encontramos que:

• Bebés: No acusan la separación en sí, si no las alteraciones que este provoca en sus padres. Se verán afectados por el estado de ánimo tanto de los padres y hermanos como del clima familiar.
• Niños preescolares (1-6 años): Este grupo es el que muestra más reacciones de ansiedad, autoinculpación y fantasías de reconciliación, esto es debido a que no comprenden la complejidad de los sentimientos implicados y su concepto de familia es muy cerrado. Pueden mostrarse más irritables y miedosos, experimentar regresiones en su desarrollo (volver a hacerse pipí encima, hablar de manera más infantil…), tener pesadillas nocturnas o presentar miedo a ser abandonados.
• Niños en edad escolar (6-11 años): Va evolucionando su capacidad para entender los conflictos en las relaciones humanas y, aunque, les gustaría que sus padres se reconciliasen, van perdiendo la esperanza. Pueden experimentar problemas de lealtad, rabia, tristeza y nostalgia por el progenitor que se ha ido. Comienzan los reproches a los padres por la separación. Pueden tener sentimientos de culpa, conductas de riesgo, baja autoestima, dificultades en las relaciones con sus iguales, baja tolerancia a la frustración, agresividad.
• Adolescentes: Disponen de capacidades cognitivas que les permiten comprender la separación y sus motivos, además, tienen más apoyo fuera de casa, por lo que no son tan dependientes emocionalmente de lo que ocurre dentro de casa. Su autoestima se ve afectada y pueden aparecer conductas de riesgo como fumar, beber o consumir drogas. Generalmente, las reacciones más comunes en esta etapa son: por un lado, una madurez acelerada, es decir, el adolescente adopta el papel del progenitor ausente, aceptando sus responsabilidades; y por el otro, una conducta antisocial: no acata ni acepta las normas, desobedece, consume alcohol, drogas…

Según Wallerstein, una vez comunicada la decisión de separarse, los hijos deben realizar una serie de “tareas” psicológicas que a medida que afronten irán recuperando su equilibrio y estabilidad. Estos pasos no son consejos para ayudar a los hijos son un proceso de asimilación, así el niño, poco a poco, deberá:

1. Reconocer la realidad de la ruptura
2. Desligarse del conflicto paterno y reanudar las costumbres y actividades cotidianas
3. Afrontar los sentimientos de pérdida y rechazo
4. Dejar de culpar a los progenitores y si mismos
5. Aceptar la permanencia del divorcio y renunciar a la fantasía de la reconciliación
6. Recobrar confianza en las relaciones de pareja

Explicar a separación a los hijos

• En la medida de lo posible, informar de la decisión de separarse juntos. Usando un lenguaje sencillo y una explicación simple y comprensible (los niños no tienen ni necesitan las misma explucaciones que los adultos)
• Explicar qué es la separación y sus consecuencias.
• Dejar claro que son los padres los que se separan y esta situación no va afectar al cariño que cada uno siente por sus hijos.
• Respetar la rutina de los hijos. Mantén sin cambios la rutina habitual de tu hijo: domicilio, entorno, relaciones con los amigos, colegio, horarios, etc.
• Evitar culpabilizar. Asegura a tus hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad en el divorcio, la responsabilidad es de papá y mamá por igual.
• Dejar claro que es una situación definitiva.
• Facilitar la relación del niño con el otro progenitor. Siendo flexible en los horarios de visitas y cediendo en fechas señaladas, contribuirás a que tu hijo mantenga sus referentes emocionales.
• Mostrar una actitud de respeto mutuo entre los padres, evitando transmitir la visión negativa que tengamos uno del otro
• Permitirles y animarles a expresar los sentimientos tanto los positivos como los negativos, aceptándolos y analizandolos con calma.