Hace poco leí una cita que decía: si pintas por mí, recortas por mí, dibujas por mí… lo único que aprenderé es que tu lo haces mejor que yo. Es una cita muy simple pero da que pensar, en muchas ocasiones somos testigos de como los padres hacen cosas que deberían hacer sus hijos, desde vestirse o recoger sus juguetes hasta actividades escolares, es comprensible el porqué de estas situaciones, tenemos prisa, muchas cosas por hacer y los niños van a otro ritmo, lo hacen mal o no quieren hacerlo, por lo que a corto plazo, si lo hacemos por ellos terminamos antes, sin embargo, a largo plazo nos encontramos con niños o adolescentes que no hacen sus tareas por iniciativa o no se comprometen con las mismas, lo cual nos frustra y enfurece porque ya son mayores para actuar de esa manera.
Conforme los niños crecen van buscando su autonomía, es un proceso natural y tanto padres como educadores debemos animarles a hacer cosas por si mismos y a ser responsables de sus acciones. Fomentar la autonomía desde los primeros años de vida es la base del aprendizaje, de esta manera los niños se mostrarán más seguros de sí mismos y de sus capacidades a la vez que aprenden a asumir riesgos y a valorar sus posibilidades de éxito.
Todos queremos que nuestros hijos sean responsables pero para conseguirlo debemos educarlos desde pequeños, se trata de una carrera de fondo que necesita dedicación y mucha paciencia.
Responsabilidad es un valor social ligado al compromiso, que garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera confianza y tranquilidad entre las personas. Toda responsabilidad está estrechamente unida a la obligación y al deber. Podemos diferenciar entre “tipos” de responsabilidad que todos unidos favorecerán un comportamiento equilibrado en el niño:
Fomentar que nuestros hijos sean responsables y autónomos les aportará beneficios como:
Para conseguir que los niños sean autónomos debemos empezar a darles responsabilidades y dejarles hacer cosas por sí mismos desde pequeños. Desde comenzar a caminar sin ayuda, pasando por comer solos hasta responsabilizarse de sus tareas escolares o ayudar en casa todos son pasos hacia la autonomía personal. En este camino, los padres, van tener que armarse de paciencia, ser constantes y confiar en los hijos, permitiéndoles que participen en la toma de decisiones, ofreciendoles la oportunidad de asumir el resultado de sus acciones, comprender los fracasos y limitaciones y elogiar sus logros.
La responsabilidad no surge de manera espontánea sino que es fruto de la educación y de la experiencia. Aquí os dejamos una serie de consejos que os ayudarán: