Temas de salud

Conducta

Artículo de Equipo Psicopedagógico de El faro de tiza, Psicopedagogía, Psicología, Educación y Animación a la lectura .

Descripción

El comportamiento, a grandes rasgos, es la forma de actuar de un individuo en relación al ambiente y los estímulos que le rodean, hablamos de conductas que van desde tener hambre buscar algo para comer hasta sentirnos atacados y la forma de actuar al respecto.

Es difícil saber como debe ser el comportamiento infantil “normal”, es más, definir una conducta concreta como buena o mala ya es complicado. Dependerá de la edad del niño, su carácter, las normas sociales del entorno o de la situación concreta en la que se presente la conducta. De forma muy general podemos hablar de tres tipos de comportamiento que serían:

  • asertivo
  • pasivo
  • agresivo

Por supuesto estas clasificaciones no son cerradas y un niño se puede comportar de diferente estilo dependiendo de la situación pero si tendrá una manera más habitual de comportarse.

Aunque nacemos con unos rasgos de personalidad específicos, nuestra forma de actuar está determinada por las experiencias previas, por ejemplo, si para conseguir algo el niño llora y se o damos de forma generalizada, cada vez que quiere algo actuará de la misma forma. Los niños aprenden a través de sucesivas experiencias que con una conducta u otra logran respuestas concretas en los adultos. Adquirimos nuevas conductas mediante tres procesos:

  • Condicionamiento. Los niños asocian una conducta a una respuesta o estimulo determinado. Por ejemplo la niña
  • Modelo. De esta forma se aprenden conductas complejas o elaboradas que cuentan con varias secuencias. Se trata de aproximaciones sucesivas a un comportamiento determinado. Por ejemplo: Las mentiras, necesitan primero un razonamiento, objetivo y ejecución conforme vayan siendo eficaces se irán volviendo más complejas (desde esconder los deberes hasta ocultar suspensos en la adolescencia)
  • Imitación. Aprenden imitando la conducta de los adultos significativos para ellos.


¿Cuándo el comportamiento se vuelve un problema?

No podemos confundir mal comportamiento o una “mala época” con trastornos de la conducta, la conducta inadecuada forma parte del desarrollo normal de un niño. Hablamos de problemas reales de conducta cuando el comportamiento del niño tiene una magnitud, frecuencia o perseverancia en el tiempo excesiva y pueden necesitar la intervención de un profesional de la salud para corregirlas a tiempo.

Características como: agresividad, impulsividad, ausencia de empatía, carácter manipulador, falta de respuesta a los premios y el castigo, carácter inapropiado para su edad y trasgresión de las normas sociales, son comunes en los trastornos de conducta.

Los problemas de conducta más comunes son:

Desobediencia

Es la más conocida y seguro que todos, padres y educadores, hemos lidiado con ella. La desobediencia se define como negativa a iniciar o completar una orden realizada por otra persona en un plazo determinado de tiempo y el no cumplimiento de una norma previamente establecida.

Existen episodios de desobediencia dentro del desarrollo normativo del niño, sobre los 5-6 años, para considerarlos con un problema debemos tener en cuenta la frecuencia de la conducta y su gravedad.


Rabietas

Son expresiones explosivas (llantos, golpes, gritos...) con las que algunos niños muestran su desacuerdo u enfado con alguna situación concreta. Estas son comunes entorno a los 2-3 años y pasado ese tiempo van remitiendo. Pasado este tiempo no son habituales.

Negativismo desafiante

Se trata de un patrón de comportamiento hostil y desafiante en que pueden surgir comportamientos como: enfados habituales y pataletas, discusión con adultos, no cumplimiento de normal y desafío a figuras de autoridad, molesta a los demás de forma deliberada, culpa a los demás de su mal comportamiento, es muy susceptible y rencoroso

Hijos desobedientes
Conseguir que los hijos hagan caso es todo un reto, un trabajo diario pero necesario ya que si se descuida puede tener consecuencias negativas. En esta colección ofrecemos una guía que aborda esta problemática y otra centrada en la inteligencia emocional, concepto básico para los educadores
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